Los trabajadores del Poder Judicial están en huelga. Llevan más de tres semanas “montando guardia” y encadenándose a los barrotes de las Cortes Judiciales en todo el País. Marchan por las calles con sus pancartas y sus gritos vindicativos. Y así, unidos por las mismas ansias de respeto por su trabajo – se dice que en realidad los auxiliares, secretarios y relatores son los que hacen la mayor productividad judicial – se les ve en Chimbote, Huaraz, Lima, Trujillo, y demás ciudades del Perú, corajudos soportando los nos y los macanazos; pintando murales humanos para ser vistos. Ellos con lágrimas y a grandes voces se están ganando el derecho a ser respetados y a ser bien pagados, como se merecen.
Los trabajadores del Sector Salud también están en huelga desde hace más de dos meses. El personal auxiliar, los médicos y enfermeras han dejado los guardapolvos blancos, los estetoscopios y jeringas en suspenso para pedirle al Gobierno cumpla su palabra. Y es que el plasma se convirtió en sólido, el cloruro de sodio en amoniaco y los magros sueldos y plus incluido dejaron de alcanzar para el té. Son, sin lugar a dudas, uno de los sectores peor pagados en el país. En Ancash solo por productividad o “plus” reciben una compensación de 300 nuevos soles. Se han desangrado, han pasado hambres, han marchado cientos de kilómetros hasta Lima, pero nada. Los ministros incumple-palabras les niegan todo y los medios de prensa “capturados” por el Gobierno nunca dicen nada.
Al margen de las protestas y acciones de nada ha servido que el mismo Presidente del Poder Judicial, apoyando a su trabajadores judiciales, haya visitado el Congreso, Palacio de Gobierno o el Ministerio de Economía para pedir no solo el aumento, sino básicamente el pago de un bono legítimamente ganado de ciento veinte soles mensuales que no les pagan desde hace un año a la fecha. Tampoco los esfuerzos del Presidente de la Región Ancash César Álvarez a favor de los trabajadores del sector salud por lograr que se les nivele el plus con las otras regiones del país y todo a cuenta del canon y sobre canon, es decir sobre los fondos de la región y no del gobierno central. No, eso no les importa. Sólo parece que les importa sus planillas doradas y gollerías, las de congresistas incluidos.
Y así, con sus gritos y sus ollas comunes los trabajadores siguen marchando; quizá muy pronto se les unirán otros sectores laborales y luego las amas de casa y los estudiantes que, de persistir las mismas políticas de gobierno, se lo traerán abajo. Y es que el maquillaje se le esta cayendo a la señora gorda de la demagogia gobiernista; sus regordetes brazos ultraneoliberalistas están dejando sin aliento al desalentado y famélico ciudadano lorcho. Queda claro que estos dígitos de la pirámide invertida económica laboral no cuentan para el Gobierno. Esa es la verdad de García y compañía.
El Gobierno debe de reflexionar y cambiar sus políticas gubernamentales e incluir verdaderamente a los sectores más vulnerables y mayoritarios del país. Y eso sucederá cuando comprenda que el Perú se debe gobernar desde adentro y hacia arriba y no desde fuera y hacia abajo. Las huelgas del poder judicial y del sector salud son indicios de que algo anda mal allá “arriba”. Todos sabemos que son justas y el Presidente García debe de comprenderlo y solucionarlo con la mayor celeridad. Por el bien de la democracia y de su gobierno.
Los trabajadores del Sector Salud también están en huelga desde hace más de dos meses. El personal auxiliar, los médicos y enfermeras han dejado los guardapolvos blancos, los estetoscopios y jeringas en suspenso para pedirle al Gobierno cumpla su palabra. Y es que el plasma se convirtió en sólido, el cloruro de sodio en amoniaco y los magros sueldos y plus incluido dejaron de alcanzar para el té. Son, sin lugar a dudas, uno de los sectores peor pagados en el país. En Ancash solo por productividad o “plus” reciben una compensación de 300 nuevos soles. Se han desangrado, han pasado hambres, han marchado cientos de kilómetros hasta Lima, pero nada. Los ministros incumple-palabras les niegan todo y los medios de prensa “capturados” por el Gobierno nunca dicen nada.
Al margen de las protestas y acciones de nada ha servido que el mismo Presidente del Poder Judicial, apoyando a su trabajadores judiciales, haya visitado el Congreso, Palacio de Gobierno o el Ministerio de Economía para pedir no solo el aumento, sino básicamente el pago de un bono legítimamente ganado de ciento veinte soles mensuales que no les pagan desde hace un año a la fecha. Tampoco los esfuerzos del Presidente de la Región Ancash César Álvarez a favor de los trabajadores del sector salud por lograr que se les nivele el plus con las otras regiones del país y todo a cuenta del canon y sobre canon, es decir sobre los fondos de la región y no del gobierno central. No, eso no les importa. Sólo parece que les importa sus planillas doradas y gollerías, las de congresistas incluidos.
Y así, con sus gritos y sus ollas comunes los trabajadores siguen marchando; quizá muy pronto se les unirán otros sectores laborales y luego las amas de casa y los estudiantes que, de persistir las mismas políticas de gobierno, se lo traerán abajo. Y es que el maquillaje se le esta cayendo a la señora gorda de la demagogia gobiernista; sus regordetes brazos ultraneoliberalistas están dejando sin aliento al desalentado y famélico ciudadano lorcho. Queda claro que estos dígitos de la pirámide invertida económica laboral no cuentan para el Gobierno. Esa es la verdad de García y compañía.
El Gobierno debe de reflexionar y cambiar sus políticas gubernamentales e incluir verdaderamente a los sectores más vulnerables y mayoritarios del país. Y eso sucederá cuando comprenda que el Perú se debe gobernar desde adentro y hacia arriba y no desde fuera y hacia abajo. Las huelgas del poder judicial y del sector salud son indicios de que algo anda mal allá “arriba”. Todos sabemos que son justas y el Presidente García debe de comprenderlo y solucionarlo con la mayor celeridad. Por el bien de la democracia y de su gobierno.
