En los últimos días: pedradas y bombardas, acciones y expresiones 
de dirigentes y autoridades, marchas y plantones de comerciantes informales y estudiantes universitarios han hecho de la ciudad un polvorín. Este quilombo se inició la cuando la semana pasada el Tribunal de Garantías Constitucionales sentenció en última instancia ordenando al alcalde de Huaras el desalojo, hasta hoy como fecha límite, de los vendedores informales de la “Parada Quillcay”. Es así que anteayer Mautino se dirigió junto a una facción de comerciantes informales al Barrio Pedregal para entregarles el pampón que está frente a la Facultad de Derecho de la UNASAM y cumplir la orden. A los santiaguinos no les agradó la visita y salieron a oponerse. Ahí unos desadaptados “comerciantes” los agredieron a pedradas junto a los periodistas de Canal 13. Eso ha motivado la protesta estudiantil – con censurables bombardas - en contra de la reubicación de los comerciantes.
Por otro lado, se ha visto al maratónico presidente regional César Álvarez interponiendo sus buenos oficios para reubicar temporalmente a una facción de comerciantes informales en la explanada de la Dirección Regional de Trabajo. Y eso en esencia no es malo. Lo malo es que en su buena fe el presidente está cayendo en el juego y manipulación de los comerciantes informales – que se encuentran peleados y divididos por ambiciones subjetivas – que no han encontrado mejor forma de “jalar agua para su molino” pegándose tanto al alcalde como al presidente y “echando leña al fuego” de esa vana “guerra política” que ambos sostienen sin haberla creado. El presidente no debe distraer sus energías en solucionar problemas domésticos locales por más que le “jalen el saco”. Los grandes proyectos regionales reclaman su atención.
El desalojo y la posterior reubicación, por constituirse en un problema social, de los comerciantes informales de la “Parada Quillcay” es una labor que le compete al alcalde Mautino por mandato judicial y funcional y él es quien debe ejecutarlo. Si bien por parte de la municipalidad hubieron algunas deficiencias de información y diálogo con los vecinos, fundamentalmente la Facultad de Derecho de la UNASAM, creemos que ellos no están en contra de la reubicación y el derecho al trabajo de los comerciantes informales sino que, y con toda razón, están indignados por la agresión sufrida por esos antisociales “comerciantes”. Y aquí el alcalde y los dirigentes tienen la responsabilidad de sancionar a los culpables.
Lo sucedido es un caso más donde el diálogo y la buena práctica política estuvo ausente. Por el contrario han primado la matonería y la politiquería y esto es el resultado: una ciudad convulsionada. Por la salud de Huaras, esto tiene que acabar. Ya no más yerros, oportunismos y pedradas, vengan de donde vengan.
elfrancoopinador@hotmail.com
de dirigentes y autoridades, marchas y plantones de comerciantes informales y estudiantes universitarios han hecho de la ciudad un polvorín. Este quilombo se inició la cuando la semana pasada el Tribunal de Garantías Constitucionales sentenció en última instancia ordenando al alcalde de Huaras el desalojo, hasta hoy como fecha límite, de los vendedores informales de la “Parada Quillcay”. Es así que anteayer Mautino se dirigió junto a una facción de comerciantes informales al Barrio Pedregal para entregarles el pampón que está frente a la Facultad de Derecho de la UNASAM y cumplir la orden. A los santiaguinos no les agradó la visita y salieron a oponerse. Ahí unos desadaptados “comerciantes” los agredieron a pedradas junto a los periodistas de Canal 13. Eso ha motivado la protesta estudiantil – con censurables bombardas - en contra de la reubicación de los comerciantes.Por otro lado, se ha visto al maratónico presidente regional César Álvarez interponiendo sus buenos oficios para reubicar temporalmente a una facción de comerciantes informales en la explanada de la Dirección Regional de Trabajo. Y eso en esencia no es malo. Lo malo es que en su buena fe el presidente está cayendo en el juego y manipulación de los comerciantes informales – que se encuentran peleados y divididos por ambiciones subjetivas – que no han encontrado mejor forma de “jalar agua para su molino” pegándose tanto al alcalde como al presidente y “echando leña al fuego” de esa vana “guerra política” que ambos sostienen sin haberla creado. El presidente no debe distraer sus energías en solucionar problemas domésticos locales por más que le “jalen el saco”. Los grandes proyectos regionales reclaman su atención.
El desalojo y la posterior reubicación, por constituirse en un problema social, de los comerciantes informales de la “Parada Quillcay” es una labor que le compete al alcalde Mautino por mandato judicial y funcional y él es quien debe ejecutarlo. Si bien por parte de la municipalidad hubieron algunas deficiencias de información y diálogo con los vecinos, fundamentalmente la Facultad de Derecho de la UNASAM, creemos que ellos no están en contra de la reubicación y el derecho al trabajo de los comerciantes informales sino que, y con toda razón, están indignados por la agresión sufrida por esos antisociales “comerciantes”. Y aquí el alcalde y los dirigentes tienen la responsabilidad de sancionar a los culpables.
Lo sucedido es un caso más donde el diálogo y la buena práctica política estuvo ausente. Por el contrario han primado la matonería y la politiquería y esto es el resultado: una ciudad convulsionada. Por la salud de Huaras, esto tiene que acabar. Ya no más yerros, oportunismos y pedradas, vengan de donde vengan.
elfrancoopinador@hotmail.com
