Ayer domingo los sanmarquenses pasaron un día muy especial. Y no fue solo por la celebración del Día del Trabajador sino también por la presencia en esa pujante ciudad de la famosa cantautora nacional Martina Portocarrero quien llego invitada por el alcalde de dicho distrito a brindar un recital de su revolucionario y admirado canto.
Fue a mediodía en que empezaron a congregarse los pobladores en la Plaza Mayor de san Marcos. Los citadinos salían de sus casas y los campesinos bajaban en grupos tarareando sus canciones. Previamente Oscar Ugarte dio un discurso que fue aplaudido por todos. El alcalde habló con firmeza y dijo que estaba poniendo orden en la casa, botando las ratas camufladas y empezando a hacer obras, que no iba a tolerar la corrupción y que iba a tumbarse a los enemigos de San Marcos porque a su pueblo no le roba nadie.
Cuando salió al estrado Martina se encendieron mucho más brillantes y cálidas las luces del sol. Eso no le importó a los miles de hombres y mujeres ahí presentes. La gente tomó sus posiciones a pie y empezó a disfrutar de las frescas y cáusticas letras que salían de esa valerosa garganta y de las tiernas melodías que discurrían de los charangos, guitarras y quenas. Ella Cantó, predicó y enseñó el amor a la patria. Les dijo su verdad en cara a las mineras saqueadoras, a los madereros asaltantes. Cantó a la vida y a la libertad. Cantó a la patria y al civismo. Cantó pobre huerfanito, flor de retama, pasajero en tu camino, etc.
Y entonces el huayno se elevó a la condición de himno nacional. Los sanmarquenses cantaron y a bailaron más allá de las suelas de sus zapatos. En medio del jolgorio una ronca voz gritó: Ollanta Presidente! Y un mar de voces respondieron: si! Ollanta Presidente!. No fueron la chicha ni la cerveza los que despertaron al patriota que los sanmarquenses llevan dentro. Fue Martina Portocarrero y su canto de amor, patria, respeto y libertad… esas grandes semillas que derrocha por donde va y que ayer cayeron en San Marcos.
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